Hepatopatía crónica tiene cura

Estadios de la enfermedad hepática crónica
Esperar a un donante de hígado no es la única opción disponible para los pacientes con insuficiencia hepática. Los donantes vivos de hígado pueden ceder parte de su hígado sano a un paciente trasplantado y poner fin a su larga espera para recibir tratamiento.
Cuando el hígado está fallando, el tiempo es esencial. En el Centro de Enfermedades Hepáticas de la Universidad de Medicina de Chicago, contamos con un equipo de especialistas de gran experiencia dedicados a ayudar a los adultos con insuficiencia hepática. Cuando se sospecha una insuficiencia hepática, trabajamos juntos para recomendar el mejor enfoque para usted o su ser querido.
Siempre que exista un tratamiento para la causa de su insuficiencia hepática, lo iniciaremos de inmediato. Sin embargo, en muchos casos, el tratamiento definitivo de la insuficiencia hepática es un trasplante de hígado. A diferencia de la insuficiencia renal, en la que se puede utilizar la diálisis para hacer la función del riñón, aún no se dispone de máquinas que sustituyan el trabajo del hígado.
Para determinar si usted o su ser querido son candidatos a un trasplante, disponemos de un protocolo de evaluación rápida y exhaustiva para pacientes con insuficiencia hepática. Todos los miembros de nuestro equipo están al tanto de la urgencia de su situación, y realizamos rápidamente todas las pruebas y evaluaciones necesarias, que pueden completarse en dos o tres días en régimen de hospitalización. Nuestros pacientes candidatos pueden entrar antes en la lista de espera y, por tanto, recibir antes un órgano.
Prevención de enfermedades hepáticas crónicas
La cirrosis hepática es una enfermedad crónica de prevalencia creciente. Sus etiologías más comunes son el consumo de alcohol, las hepatitis víricas, la obesidad, la diabetes mellitus y el síndrome metabólico que conduce a la esteatohepatitis no alcohólica como parte de la enfermedad del hígado graso no alcohólico (1). En general, la cirrosis hepática es el resultado de la formación continua de fibrosis, y su progresión conduce a hipertensión portal, encefalopatía hepática y un mayor riesgo de fallo orgánico y carcinoma hepatocelular (CHC), que se asocia a una elevada mortalidad (2).
La inflamación crónica en la hepatopatía alcohólica está mediada por una respuesta directa al alcohol y una respuesta inflamatoria indirecta al lipopolisacárido (LPS) derivado de la microbiota intestinal, lo que provoca una respuesta inflamatoria oxidativa más intensa (3). Con la inflamación sistémica en curso, la disfunción endotelial y la fibrogénesis (4) evolucionan en el hígado y se asocian a citoquinas inflamatorias elevadas y a la activación de células inmunitarias (5). La inflamación puede estar causada por la translocación sobre la pared intestinal de patógenos o patrones moleculares asociados a patógenos (PAMP) y patrones moleculares asociados a daños (DAMP) derivados. Se trata de productos de origen microbiano producidos por patógenos y no por el huésped. Los productos de las células apoptóticas (6) se translocan a la circulación portal y sistémica a través de una barrera intestinal deteriorada. Con una lesión continua, los PAMP y los DAMP pueden activar las células estrelladas hepáticas (HSC) con efectos adversos no deseados (6). Las CEH son una fuente de miofibroblastos y fibroblastos portales, que impulsan el proceso fibrogénico (2). Cuando están inactivas, las CEH actúan principalmente como reservas de vitamina A, pero cuando se activan pueden secretar abundantemente proteínas de la matriz extracelular y diferentes proteinasas que provocan una remodelación indeseada de la arquitectura hepática.
Tratamiento de la hepatopatía crónica
Cristina Mutchler es una periodista galardonada con más de una década de experiencia en medios de comunicación nacionales, especializada en contenidos de salud y bienestar. Latina multilingüe, el trabajo de Cristina ha aparecido en la CNN y sus plataformas, afiliados de noticias locales en todo el país, y en la promoción de artículos de revistas médicas y mensajes de salud pública.
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La Dra. Keri Peterson está especializada en medicina interna y tiene su propia consulta privada en el Upper East Side de Manhattan. Trabaja en el Hospital Lenox Hill y en el Centro Médico Mount Sinai.
Enfermedad hepática es un término amplio que describe las condiciones de salud que dañan el hígado. El hígado es el órgano interno más grande del cuerpo y contribuye a funciones vitales como la digestión de los alimentos, el procesamiento de sustancias y el filtrado de residuos. Cuando una persona desarrolla una enfermedad hepática, el órgano se daña y no puede funcionar correctamente.
Síntomas de lesiones hepáticas
Los médicos no disponen de tratamientos específicos que puedan curar la cirrosis. Sin embargo, pueden tratar muchas de las enfermedades que causan cirrosis. Algunas de las enfermedades que causan cirrosis pueden curarse. El tratamiento de las causas subyacentes de la cirrosis puede impedir que ésta empeore y ayudar a prevenir la insuficiencia hepática. Un tratamiento eficaz puede mejorar lentamente algunas de las cicatrices del hígado.
Los médicos suelen tratar las causas de la cirrosis con medicamentos. Su médico le recomendará que deje de tomar alcohol y ciertos medicamentos que pueden haber causado la cirrosis o empeorarla.
Si padece hígado graso no alcohólico, su médico puede recomendarle que pierda peso. La pérdida de peso mediante una alimentación sana y una actividad física regular puede reducir la grasa en el hígado, la inflamación y las cicatrices.
Si padece hepatitis C crónica, es posible que su médico le recete uno o varios medicamentos aprobados para tratar la hepatitis C desde 2013. Los estudios han demostrado que estos medicamentos pueden curar la hepatitis C crónica en el 80 al 95 por ciento de las personas con esta enfermedad.5