Enfermedad de crohn y resfriado

El frío y la enfermedad de Crohn
La enfermedad de Crohn es el resultado de una respuesta inmunitaria anormal de la mucosa intestinal desencadenada por uno o varios factores de riesgo ambientales en personas con variaciones genéticas predisponentes, entre ellas las mutaciones CARD15. Los datos epidemiológicos permiten evaluar los factores de riesgo ambientales familiares relacionados con el estilo de vida occidental, la dieta, las bacterias y la higiene doméstica. Todos los hallazgos apuntan al frío como posible factor de riesgo de la enfermedad de Crohn. Además, el desarrollo de la cadena de frío fue paralelo al brote de la enfermedad de Crohn durante el siglo XX. La hipótesis de la cadena de frío sugiere que bacterias psicrotróficas como Yersinia spp y Listeria spp contribuyen a la enfermedad. Estas bacterias han sido identificadas en lesiones de la enfermedad de Crohn y discutimos sus propiedades patógenas con respecto a nuestro conocimiento de la enfermedad. Desde una perspectiva molecular, postulamos que la enfermedad es el resultado de un defecto en el reconocimiento por parte del huésped de componentes bacterianos patógenos que suelen escapar a la respuesta inmunitaria (por ejemplo, las moléculas Yop), lo que da lugar a una respuesta excesiva del huésped frente a estas bacterias.
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Es posible que no hayas oído hablar antes de la enfermedad de Crohn. Es un tipo de enfermedad inflamatoria intestinal (EII), de la que te hablaremos más adelante. En la enfermedad de Crohn, algunas partes del intestino se hinchan, inflaman y ulceran. Esto puede causar dolor, diarrea, pérdida de peso y cansancio, además de otros síntomas.
La enfermedad de Crohn dura toda la vida y puede ser imprevisible. Es probable que tengas periodos de buena salud, conocidos como remisión, y periodos en los que la enfermedad esté activa, conocidos como brotes o recaídas. Por ahora no hay cura para la enfermedad de Crohn, pero los medicamentos y a veces la cirugía pueden hacer que te sientas bien durante largos periodos de tiempo.
Sabemos que puede ser difícil convivir o apoyar a alguien que padece estas enfermedades. Pero no está solo. Proporcionamos información actualizada basada en pruebas y podemos ayudarle a vivir bien con Crohn o colitis.
Enfermedad de Crohn y nyquil
Cuando se tiene la enfermedad de Crohn, es posible que se piense: "¿Exacerbará mi enfermedad?". "¿Qué puedo hacer cuando lo haga? "¿Cómo me las arreglaré? No estás solo en esos pensamientos. Aquí encontrarás información útil que puede ayudarte a responder algunas de las preguntas que te estás haciendo.
Cuando se padece Crohn, un brote es la reaparición o el empeoramiento de los síntomas de la enfermedad. En las enfermedades inflamatorias intestinales (EII), como la enfermedad de Crohn o la colitis ulcerosa (CU), los síntomas específicos dependerán de la enfermedad que padezcas y de la parte del tracto gastrointestinal (GI) que esté inflamada. En el caso de la enfermedad de Crohn, una vez que se desencadena la respuesta inflamatoria, esto es lo que puede provocar un brote sintomático.
La enfermedad de Crohn es impredecible. Y con el tiempo los síntomas pueden cambiar o empeorar, lo que significa que la enfermedad es progresiva. Por supuesto, es importante que hables con tu médico cuando experimentes un brote. Pero también es importante ser específico sobre los cambios o diferencias en los síntomas a lo largo del tiempo. Recuerde comunicarse cuando sienta que necesita un cambio y discutir con su médico si su plan de tratamiento le está funcionando o no.
Dieta para la enfermedad de Crohn
Objetivos: Nos propusimos evaluar el impacto de los días muy fríos sobre los brotes de enfermedad inflamatoria intestinal (EII) y la gastroenteritis infecciosa (GI). Definimos un día frío utilizando la definición meteorológica mundial de día helado, que es un día con una temperatura máxima inferior a 0°C. Antecedentes: Recientemente hemos demostrado que las olas de calor aumentan el riesgo de GI y de brotes de EII. Estudio: Recopilamos retrospectivamente datos de 738 pacientes con EII y 786 con GI ingresados en el Hospital Universitario de Zúrich entre 2001 y 2005 y de 506 pacientes con otras inflamaciones intestinales crónicas no infecciosas como controles. Los datos climáticos procedían de la Oficina Federal Suiza de Meteorología y Climatología. Resultados: No hubo pruebas de un mayor riesgo de brotes de EII (riesgo relativo, RR = 0,99; intervalo de confianza, IC 95%: 0,72-1,33; p = 0,94) o de brotes de GI (RR = 1,16; IC 95%: 087-1,52; p = 0,30) en días muy fríos. Este hallazgo negativo se confirmó en formulaciones alternativas con efectos retardados o acumulativos (posiblemente retardados). Conclusiones: En este estudio observacional controlado retrospectivo, no se observaron pruebas de un aumento de los ingresos hospitalarios debidos a brotes de EII e GI durante los días fríos. Esto puede atribuirse a que las condiciones de crecimiento bacteriano no se alteran de forma relevante durante los días fríos en comparación con las olas de calor.