Cirrosis hepatica fase terminal sintomas

Enfermedad hepática terminal
El hígado es el segundo órgano más grande del cuerpo. Está situado en la parte superior derecha del abdomen, bajo la caja torácica. El hígado desempeña muchas funciones importantes. Filtra las sustancias nocivas de la sangre y convierte los alimentos y los líquidos en los nutrientes y la energía que el cuerpo necesita. También ayuda a coagular la sangre.
La ictericia es una acumulación de bilis en el organismo que hace que la piel y los ojos se vuelvan amarillos. La bilis contiene un pigmento llamado bilirrubina que provoca este color amarillo. La ictericia es señal de que el hígado no puede transportar la bilis al intestino, que la elimina del organismo. A veces, la acumulación de bilirrubina puede tratarse con una endoprótesis para mantener abierto el conducto biliar. El equipo médico de la persona también puede sugerir la inserción de un tubo externo para drenar la bilis del hígado. La acumulación de bilis también puede causar picor. El picor puede ser muy angustioso y difícil de tratar. Pero el médico puede recetar medicamentos que ayuden a controlar este síntoma.
Cuando el hígado ya no puede producir proteínas que ayuden a coagular la sangre, puede aumentar el riesgo de hemorragias y hematomas. También pueden producirse cambios en el tracto gastrointestinal, como la aparición de venas dilatadas en la parte inferior del esófago. Estas venas dilatadas pueden romperse y aumentar el riesgo de hemorragia. Por ello, el equipo sanitario debe tener en cuenta los riesgos de hemorragia en el plan de cuidados de la persona.
Síntomas de insuficiencia hepática
Insuficiencia hepática terminal La insuficiencia hepática crónica, también llamada enfermedad hepática terminal, progresa a lo largo de meses, años o décadas. En la mayoría de los casos, la insuficiencia hepática crónica es consecuencia de la cirrosis, una enfermedad en la que el tejido cicatricial sustituye al tejido hepático sano hasta que el hígado no puede funcionar adecuadamente. Se considera que los pacientes con función hepática anormal que desarrollan ascitis, hemorragia varicosa, encefalopatía hepática o insuficiencia renal padecen una hepatopatía terminal.
Aunque el trasplante de hígado es una opción de tratamiento viable para la enfermedad hepática terminal, con el aumento de los tiempos de espera para el trasplante de órganos, casi el 17% de los pacientes en lista de espera para trasplante mueren anualmente; otros no son candidatos a un trasplante de hígado. Los pacientes con enfermedad hepática terminal presentan una constelación de síntomas y complicaciones relacionados con la enfermedad que afectan a la supervivencia y a la calidad de vida relacionada con la salud.
Cuando una sustancia o enfermedad ataca y daña el hígado, las células hepáticas mueren y se forma tejido cicatricial. Este proceso de cicatrización se denomina fibrosis y se produce poco a poco a lo largo de muchos años. Cuando todo el hígado está cicatrizado, se encoge y se endurece. Esto se denomina cirrosis, y normalmente este daño no puede deshacerse.
Síntomas del hígado graso
Las hepatitis B y C son infecciones que se pueden contraer manteniendo relaciones sexuales sin protección o compartiendo agujas para inyectarse drogas. Utilizar preservativo durante las relaciones sexuales y no inyectarse drogas reducirá el riesgo de contraer hepatitis B y C.
También puedes notar cambios en tu personalidad, problemas para dormir (insomnio), pérdida de memoria, confusión y dificultad para concentrarte. Esto se conoce como encefalopatía y ocurre cuando las toxinas afectan al cerebro porque el hígado es incapaz de eliminarlas del organismo.
En las últimas fases de la cirrosis, puede vomitar sangre o tener heces negras y alquitranadas. Esto se debe a que la sangre no puede fluir correctamente por el hígado, lo que provoca un aumento de la presión sanguínea en la vena que lleva la sangre del intestino al hígado (vena porta).
El aumento de la presión sanguínea obliga a la sangre a atravesar vasos más pequeños y frágiles que recubren el estómago y el esófago (varices). Estas varices pueden reventar por la presión sanguínea y provocar hemorragias internas visibles en el vómito o las heces.
El hígado descompone las toxinas (venenos), como el alcohol, pero un exceso de alcohol puede cicatrizar y dañar las células hepáticas. Se considera que beben demasiado los hombres y mujeres que beben más de 14 unidades de alcohol a la semana.
Insuficiencia hepática
El hígado es el segundo órgano más grande del cuerpo. Está situado en la parte superior derecha del abdomen, bajo la caja torácica. El hígado tiene muchas funciones importantes. Filtra las sustancias nocivas de la sangre y convierte los alimentos y los líquidos en los nutrientes y la energía que el cuerpo necesita. También ayuda a coagular la sangre.
La ictericia es una acumulación de bilis en el organismo que hace que la piel y los ojos se vuelvan amarillos. La bilis contiene un pigmento llamado bilirrubina que provoca este color amarillo. La ictericia es señal de que el hígado no puede transportar la bilis al intestino, que la elimina del organismo. A veces, la acumulación de bilirrubina puede tratarse con una endoprótesis para mantener abierto el conducto biliar. El equipo médico de la persona también puede sugerir la inserción de un tubo externo para drenar la bilis del hígado. La acumulación de bilis también puede causar picor. El picor puede ser muy angustioso y difícil de tratar. Pero el médico puede recetar medicamentos que ayuden a controlar este síntoma.
Cuando el hígado ya no puede producir proteínas que ayuden a coagular la sangre, puede aumentar el riesgo de hemorragias y hematomas. También pueden producirse cambios en el tracto gastrointestinal, como la aparición de venas dilatadas en la parte inferior del esófago. Estas venas dilatadas pueden romperse y aumentar el riesgo de hemorragia. Por ello, el equipo sanitario debe tener en cuenta los riesgos de hemorragia en el plan de cuidados de la persona.